¿Te da pánico la página en blanco? ¿O eres más de los que temen a la falta de acentos? Quien te diga que no le teme a algo, está mintiendo como un bellaco. Pero si quieres entrar en pánico, que sea porque ves caer tu tostada por el lado de la mermelada. Que para devanarse los sesos delante del ordenador buscando las palabras adecuadas, ya estoy yo.
…y para conseguir captar la atención de tus posibles compradores con textos que hablen de cómo satisfacer sus necesidades
…y para conmoverlos y engancharlos para que les encantes, porque eres su mejor opción y confian en ti
…y para que tus textos suenen como sonarías tú delante de alguien
…y para que puedas olvidarte de publicar cada X tiempo en tu blog
…y para (aquí tu sugerencia)
¿Que para qué hago esto?
Escribir, para mi, es algo natural. Si además tengo un motivo sobre el que cargar empatía, emoción y sentimiento -porque esas palabras han de conectar con personas-, el proceso de escritura se convierte en algo placentero y emocionante.
Sin embargo, veo cómo los textos web van cada vez más enfocados a satisfacer al señor Google, dejando por el camino esa parte humana que hace que un texto llame tu atención. No es algo exclusivo de internet. Nos estamos perdiendo en un mar de formalidades, de egos y de sobreinformación, donde lo que menos importa es, en realidad, lo más importante: EL LECTOR.
Por eso, después de 10 años trabajando en periódicos digitales, televisión, radio y gabinetes de prensa institucional en Baleares, he decidido dar carpetazo a la frialdad del medio para centrarme en el receptor.