Si te digo «penalizaciones por infracciones viales graves» y te lo traduzco por “multas de tráfico”, ¿con qué te quedas? El lenguaje que se emplea en política y dentro de la administración pública parece querer confundirnos, en lugar de aclarar las cosas. Estaría bien tener a mano un manual de transparencia para poder entenderlo. Por ello, y para no caer en la trampa de la comunicación engañosa, es importante tener ojos y oídos bien abiertos, ahora que estamos en año de elecciones. Sin embargo, ya hay zonas del mundo donde se usa esta forma de comunicar, bautizada como comunicación clara.
¿Qué es la comunicación clara?
Comunicar de manera clara no es ningún misterio: es decir lo que quieres decir de la forma en que se entienda mejor. En un mundo como el actual, donde la comunicación engañosa es una arma poderosa, encontrar palabras fáciles de leer y entender se agradece enormemente.
El movimiento de la comunicación clara empezó en los años 60, frente a la Casa Blanca. Cansados de tener que descifrar los documentos que enviaba a los ciudadanos la administración pública, un grupo de personas hizo una quema simbólica de papeles en Washington. El objetivo era denunciar aquel tipo de lenguaje enrevesado que, en lugar de ayudar al ciudadano, le creaba más confusión. A veces, con intención.
Desde entonces, otras instituciones públicas y gobiernos se han sumado a esta corriente, que tiene beneficios en ambos sentidos. Por un lado, el ciudadano entiende qué se le está diciendo y es más propenso a cumplir con obligaciones y deberes. No pierde tiempo en intentar entender qué le están diciendo. En el marco empresarial, donde las letras pequeñas o las famosas «condiciones legales» nos llevan de cabeza más de una vez, también se ahorra dinero. Las centralitas de atención al cliente reducen el número de consultas de manera considerable. Por el simple hecho de que desde un inicio, los términos han quedado claros. Y la comunicación engañosa no es un obstáculo a la hora de comprar.
Buenos ejemplos
Un ejemplo de comunicación clara en política es el portal Gov.UK, del Reino Unido. La información se presenta en un lenguaje claro y conciso. Y especifica sin rodeos donde encontrar cada cosa. No en vano el lema de este portal web es «más sencillo, más claro, más rápido».
En el Ayuntamiento de Madrid implantaron desde el área de Transparencia un manual de comunicación clara. Así los funcionarios pueden llegaran a los ciudadanos sin las trabas del lenguaje administrativo al que nos tienen acostumbrados.
Este manual, hecho por una consultora que se llama Prodigioso Volcán, está disponible en la red para todo el que lo quiera utilizar. Y las principales pautas que da son las siguientes:
Decálogo de la comunicación clara
🤴🏽 El usuario es el centro y el foco. Muchos de los mensajes que enviamos y nos envían, no los entendemos porque no están escritos pensando en quienes los leerá. Es como darle un libro de mecánica a un niño de cinco años.
🗓Planificar y estructurar la información para saber qué quieres decir y en qué orden.
✏️ Escribir de manera clara, con frases sencillas, con una gramática correcta y adaptadas a las capacidades del receptor.
🔍 Editar, haciendo visible la información importante con negritas y cursivas. Separando párrafos y poniendo destacados.
📚 Complementar con documentación que ayude a entender el texto.
📸 Añadir imágenes que den un significado o tengan una función didáctica.
📐Diseñar con claridad. ¿Alguna vez te has preguntado cómo debía ser leer los diarios de principio de siglo, donde todo era una columna apretada de palabras
📽 Integrar audio y vídeo, en caso de que se pueda. La función es la misma que la de las imágenes.
📣 Haz el texto interactivo. Una vez más, la comunicación en red está muy presente en este manual, que recomienda que dejes participar al lector de lo que está leyendo (con una sección de comentarios, por ejemplo).
‼️ Revisa. Que no haya faltas. Y dices todo lo que quieres decir. Que se entiende el mensaje que quieres transmitir.
¿Cómo nos puede beneficiar?
Vamos a ver tres ejemplos reales de comunicación poco clara (por motivos diferentes) en política. Son extractos de cómo, con muchas palabras, un oyente o lector puede quedar igual que al principio. Probablemente, porque no ha entendido cuál es el mensaje que se le ha querido transmitir.
Ejemplo 1
Nuestro proyecto quiere dar continuidad al verdadero cambio, priorizando las necesidades sociales, educativas, dando valor a las pequeñas cosas y siendo cercanos a la gente.
¿Por qué no es comunicación clara? La falta de concreción ayuda que no entendamos de qué va realmente el proyecto del que hablan al principio.
¿Cómo podría convertirse en comunicación clara? Poniendo ejemplos de acciones concretas del proyecto que trabajen las áreas de servicios sociales y educación.
Ejemplo 2
Y ahora en los próximos años el reto de nuestra sociedad es modernizar Baleares, seguros de que en nuestra sociedad hay alientos suficientes para todos los vuelos. Modernizar las Islas Baleares implica decisiones políticas claras. Que acierten en identificar nuestras fortalezas y logren establecer las medidas que reparen nuestras debilidades.
¿Por qué no es comunicación clara? Sabemos que quieren modernizar. Pero no dicen ni qué sector, ni como lo quieren hacer. Aparte de una frase que no tiene mucho sentido, cuando dice «hay alientos suficientes para todos los vuelos».
¿Cómo podría convertirse en comunicación clara? Primero, dejando de lado las frases sin contenido como la que cierra el párrafo. Por otro, especificando qué sectores quieren modernizar y cómo van a hacerlo.
Ejemplo 3
Establecer medidas claras de incompatibilidad entre actividad pública y negocios privados, regulando los lobbies y el trasvase de responsabilidades entre gobiernos y multinacionales de las finanzas o la energía.
¿Por qué no es comunicación clara? Utilizar frases subordinadas para hacer olvidar el objetivo principal, que en este caso es «establecer medidas claras de incompatibilidad entre actividad pública y negocios». Una vez más, no sabemos cuáles son las medidas claras.
¿Cómo podría convertirse en comunicación clara? Dejando claro el objetivo desde el principio: decir qué actividades son incompatibles con el ejercicio de la política.
Con tres ejemplos puedes ver cómo, en tiempos electorales, la comunicación juega un papel muy importante ante el ciudadano. Y, en la mayoría de los casos, el derecho a entender qué nos dicen, se vulnera. La comunicación clara no debería ser un deber, ni de los políticos ni de las administraciones. Sino que, como en los años 60 en Estados Unidos, deberíamos reclamar como derecho.